El caso uruguayo se utilizará como bandera para que la ONU flexibilice sus tratados

Last week, I did some interviews with the uruguayan media on drug policy reform, the implementation of legal marijuana in Colorado and the current situation in Mexico. For posterity’s sake, I decided to post them below. You can find a direct link here. Thanks to Paula Barquet for providing the opportunity.

“Creo que hay una ola legalizadora de la marihuana”, dijo Zara Snapp, experta en política en drogas

+ Paula Barquet @PaulaBarquet – 05.01.2014, 10:58 hs –

El caso uruguayo se utilizará como bandera para que la Organización de Naciones Unidas (ONU) flexibilice sus tratados, contó a El Observador la méxicana-estadounidense Zara Snapp, egresada de Políticas Públicas de Harvard y activista por la regulación de la marihuana y otras sustancias. Para ella, Uruguay demostró con su ley que la “guerra contra las drogas”, adoptada por la ONU y sus países miembros hasta el momento, “no ha funcionado”. En 2016, cuando se realice una sesión extraordinaria de esta organización internacional para discutir las políticas sobre drogas, Uruguay será la estrella, junto a Colorado y Washington (Estados Unidos). Snapp espera que también acompañen México, Guatemala y Colombia, países que actualmente están debatiendo si legalizar o no.

¿Qué postura prima entre los académicos y especialmente en Harvard respecto a la legalización de la marihuana?

Creo que a nivel académico, los que hablan de regulación o legalización son muy pocos porque la mayoría de la gente no toca el tema de políticas de drogas. Solo hablan los que trabajan en justicia criminal, porque en Estados Unidos el tema más urgente es la encarcelación masiva. La mayoría son afroamericanos y latinos, por lo que subsiste un tema racial y ético muy importante dentro de la discusión. Algunos de lo que salieron de Harvard hablan de la necesidad de bajar penas para el consumo de drogas. En definitiva, creo que hemos visto en los últimos tres años un cambio entre los académicos, que se animan a hablar de esto y vincularlo a otros temas. Por ejemplo, en México, vincularlo a la criminalización y militarización como una violación a los derechos humanos. Pero todavía no se sienten muy seguros.

Desde el punto de vista académico, ¿se considera que Uruguay, Colorado y Washington, van por el buen camino?

En Colorado han hecho estudios en particular sobre cuáles serán las consecuencias de la política y cómo empezar a disminuir los posibles daños de una ley así. En Washington también contrataron a una empresa de consultores para hacer el análisis de costo-beneficio y cuánto necesitan producir. Estos estados han hecho el trabajo de incluir a los académicos.

En términos generales, ¿a su entender cuál de esas es la mejor normativa?

Creo que Colorado ha hecho un buen trabajo. Me gusta la forma de integración vertical, en la que uno vende lo que cultiva. Tú sabes exactamente qué tienes en tu tienda. Creo que Colorado ha ido unos pasos más allá de lo que dice la ley porque sabe que todo el mundo está viendo qué van a hacer, y quieren asegurar que va a ser muy bueno. Creo que es parecido a lo que hará Uruguay porque allí también están siendo muy cautelosos. Saben que es importante que todo salga bien. Hemos visto que en Colorado, donde hace dos días empezaron a vender marihuana recreativa, dicen que no hay ningún problema. Solo filas largas, pero todo está calmado. No ha habido ningún efecto negativo que lleve al gobierno a arrepentirse. En un día recaudaron US$ 1 millón. El gobierno está monitoreando las ventas porque los impuestos serán muy altos. Se ve que la gente quiere acceder al mercado legal igual, porque tienen derechos y pueden exigir mejor calidad.

La ONU tiene una postura contraria a este tipo de políticas.¿Qué importancia tiene para usted?

Es interesante que la ONU tenga esa postura, porque quienes trabajan para la ONU lo hacen para los Estados miembros, entre ellos Uruguay. Es muy importante que Uruguay esté desafiando el tratado internacional de 1971, porque eso significa que no ha funcionado. Hasta ahora, la ONU ha trabajado con un esquema de consenso: ‘todos estamos de acuerdo y por eso seguimos con lo mismo’. El primer país en decir que no estaba de acuerdo fue Bolivia, cuando aseguró que la hoja de coca era parte de su cultura y no dejaría de masticarla por un tratado internacional. Fue el primer desafío. Ahora Uruguay está protagonizando el segundo desafío al decir :“¿Saben qué? La guerra contra las drogas no está funcionando, la región más afectada es América Latina y como país vamos a experimentar”. Es un gran paso en anticipación de una reunión que se hará en 2016: la asamblea general en sesión especial sobre drogas. Será muy importante el caso de Uruguay, y espero que México, Guatemala y Colombia sigan avanzando en estos años. Son los que han dicho en la región que hay que hacer algo diferente. Ellos deberán resolver qué propuesta llevar a esa reunión. Porque, al final de cuentas, lo que sucederá es que más países se van a ir sumando a la regulación de las sustancias y eso va a generar que la gente pueda ver que no todos los Estados están de acuerdo con los tratados. Más bien, lo que hay que hacer es armonizar los tratados de derechos humanos con los de drogas, porque muchos están en conflicto. Los derechos humanos deben ser superiores.

¿Podría mencionar uno de esos conflictos?

La pena de muerte para traficantes. No puede verse como un logro en el control de drogas.

¿Cuál será el eje de la reunión de 2016? ¿Qué está en juego?

La última reunión de esta magnitud fue en 1998 y el lema era “un mundo sin drogas, sí se puede”. Ahora vemos que se están cambiando las perspectivas y las opiniones. No será posible un mundo sin drogas, y es mejor trabajar con lo que tenemos. Creo que más bien lo que vamos a llevar a la asamblea es que no hay consenso en los tratados, que hay países y estados que han reformado sus leyes, y que eso está bien. Si podemos salir de esa reunión con un acuerdo de que cada país tiene soberanía de implementar las políticas que funcionan para su país, eso será un gran logro.

Hay perspectivas legalizadoras en otros países. ¿Cuáles?

Además de México, Guatemala y Colombia, Argentina, con nuevas autoridades, está diciendo que es importante ver lo que hace Uruguay. En Chile también se discute la necesidad de permitir el autocultivo. También Marruecos está discutiéndolo. Es muy interesante ese caso y veremos cómo sigue.

¿Se puede hablar de una ola legalizadora?

Yo creo que sí. Hace cinco años no había este reconocimiento de que la estrategia de guerra no está funcionando y, más bien, nos está retrasando. Hace cinco años no esperábamos esta ola. Creemos que es mejor que el Estado tenga el control de un mercado, antes que el crimen organizado.

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