Testimonios del programa de Superación de la violencia en Medio Oriente y visita a Palestina

Viernes, 11 de abril de 2014

Por: Zara Snapp – Miembro del Mec por la Equidad y participante en el encuentro de Superación de la Violencia en Medio Oriente realizado en Amán, Jordania.

Cuando pensamos en Palestina, imágenes de retenes, fronteras, soldados y paredes vienen a la mente. No sabía que esperar cuando me enteré que tenía la oportunidad de hacer un viaje de solidaridad a Palestina y después, ir a Jordania para conocer mejor la situación actual en el Medio Oriente. Representando al Movimiento Estudiantil Cristiano por la Equidad en México, participé en un viaje inesperado que me abrió los ojos a lo que está sucediendo en esa región y las maneras en que América Latina puede apoyar su causa.

Llegamos primero a Jordania para que al día siguiente pudiéramos cruzar el puente Allenby, pasar por varios retenes e intentar sentir la experiencia que tienen los palestinos en su día cotidiano. Cruzar la frontera tomó más de cuatro horas y había muchos momentos en los que esperamos en el camión sin explicaciones. Sin embargo, llegamos a Beit Sahour, afuera de Belén, donde fuimos recibidos cálidamente por el director del YMCA de Belén. El hotel donde nos quedamos era al lado del “Campo de Pastores”, aquel donde los pastores fueron notificados del nacimiento de Cristo.

Durante los cuatro días en Palestina vimos muchos sitios de interés, incluyendo la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos y la Iglesia de Belén, que sin duda, son lugares de mucho poder y mucha historia. Pero para mí, lo más impactante del viaje fueron las conexiones que hice con los otros participantes y la gente de la región. Tuvimos la fortuna de tener un guía, Ayman, quien nos explicó sobre la realidad geopolítica e intentó contextualizar las experiencias de los palestinos con las noticias que hemos visto.

Para muchos de nosotros, la visita a la ciudad de Hebrón nos afectó fuertemente. Cuando llegas a la ciudad, ésta está rodeada por retenes de la Fuerzas Armadas de los Israelíes, aunque legalmente, la ciudad queda en territorio palestino. Es una ciudad con mucho movimiento: gente en la calle comprando, camiones llevando personas por todos lados, y tiendas con mucha acción. Pero al entrar la ciudad vieja, todo el ambiente cambia. Después de pasar otro retén, llegas a una parte donde muchas calles están vacías. La gente ha dejado sus casas porque su comunidad tiene dificultad en acceder a esa parte de la ciudad. En Hebrón, hay aproximadamente 400 “settlers” o colonos, que requieren más de 1000 soldados para “protegerse”. La división de la ciudad se siente por toda la parte vieja de ésta. Hay una calle donde los palestinos no tienen permiso de caminar. Lo voy a decir otra vez: ¡hay una calle donde una población de personas no puede caminar!. Justifican esta discriminación bajo el paraguas de la seguridad. Mientras caminábamos por una calle paralela a esa calle (que estaba totalmente vacía, salvo por unas cuantas personas), vimos unos chicos corriendo. Al principio, parecía que solamente estaban haciendo un poco de ejercicio, y eso fue lo que estaban haciendo. Pero lo más extraño era, que estos chicos estaban cargando armas de fuego mientras corrían. No eran pistolas, sino armas de fuego más poderosas. Todo el grupo quedó asombrado de ver cómo esto era permitido.

Durante el viaje, hubo imágenes fuertes que siempre quedarán en nuestras conciencias; y durante las conversaciones con los estudiantes y activistas palestinos, fue claramente demostrado que este conflicto no tiene que ver con la religión. Para los Israelíes, no hay diferencia entre un palestino musulmán y uno cristiano. Este conflicto es claramente sobre la tierra. Para algunos israelíes, puede ser que tenga un componente religioso, pero el Estado Israelí está haciendo todo en su poder para apropiarse de la mayor parte de terreno posible. El desarrollo de los “settlements” o asentamientos, es una manera de tomar espacios y hacerlos suyos. Cuando reflexionamos sobre este conflicto, deberíamos tener en cuenta que todos somos humanos y que estas dos comunidades tienen una relación histórica con esta tierra. Nos solidarizamos con el pueblo palestino porque vemos la discriminación que enfrentan de manera diaria.

Los palestinos con quienes hablamos, hicieron varias recomendaciones sobre cómo la gente en el extranjero pueden apoyar su causa.

  1. Ven a Ver: Este pedido es simple, ven a Palestina para ver cómo son sus vidas, apoyar la economía Palestina, y aprender sobre el tema. Tu responsabilidad después es regresar a tu comunidad y hablar sobre la experiencia.
  2. Plantación de árboles de olivos: El YMCA planta árboles de olivos para re-apropiarse de terrenos para que sean fértiles y productivos. Puedes financiar un árbol y dedicarlo a una persona o una organización.
  3. Boicot, Desinversión y Sanciones: Esta propuesta es la más compleja y la más controvertida. Pero también es la manera de tener mayor impacto. Esta campaña busca boicotear, desinvertir y sancionar los recursos de los Israelís, particularmente en el Territorio Palestino para que ya no sea posible seguir su política de discriminación. Esto implica que las empresas, países e individuos se enteren de cuáles son las corporaciones que apoyan a Israel. Puedes encontrar más información sobre la campaña aquí.

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Regresé a México con muchas emociones sobre el viaje, pero la sensación con la cual he quedado, tiene que ver con la necesidad de siempre alzar la voz cuando ves injusticia. Cada uno de nosotros está trabajando para mejorar las condiciones en nuestros países, buscando una ruta hacia la paz y la justicia. No lo podemos hacer solos, necesitamos la inspiración de muchos. Y sobre todo, siempre seamos: “suave con las personas, pero duros con el problema”.

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